González Byass colabora con la bodega asturiana para la identificación y recuperación de variedades autóctonas únicas y en peligro de extinción.
Bodegas La Verdea está en Puenticiella, Asturias, y pertenece a la DOP. Cangas del Narcea.
Ha sido galardonada con el premio “Mejor Bodega Española 2024”.
María y Luciano trabajan heroicamente 5 hectáreas de viñedo y producen 26.000 botellas de vino al año.
En esta zona la viticultura se denomina heroica por las pronunciadas pendientes de sus laderas.
La Verdejo negro es una variedad única en el mundo.
La Albarín blanco y la Carrasquín, son las principales variedades autóctonas.

Una fuerte tormenta de verano deja granizo en el valle del Narcea y se refleja la inquietud en el gesto de Luciano y María. Ha durado menos de cinco minutos pero a la pareja de viticultores les preocupa cómo habrá afectado al viñedo.
Estamos en Puenticiella, en Asturias, donde Luciano Gómez y María Crespo decidieron, hace ahora 10 años, convertirse en viticultores.
Han cumplido 40 años, son pareja y padres de dos niñas. No les gustó su aventura madrileña y tras poco más de tres años regresaron a su tierra natal para recuperar las tierras de sus tatarabuelos.
El año pasado recibieron el reconocimiento de “Mejor Bodega Española 2024”, que otorga la Federación Española de Cofradías Vínicas y Gastronómicas (FECOES).
En el robusto marco de madera de la puerta de su casa están tallados los nombres y destinos de cada generación; Australia o Buenos Aires han sido algunos de los lugares donde esta familia valiente ha forjado su futuro.
La primera vendimia

María y Luciano vendieron una casa para comprar una retroexcavadora y fundar su bodega. El suelo de pizarra y la inclinación, de hasta el 40%, en el viñedo pusieron a prueba el sueño de la pareja que en 2019 hizo su primera vendimia sacando al mercado 7.500 botellas de buen vino.
Actualmente, Bodegas La Verdea produce 26.000 botellas de cuatro categorías de vino diferentes, dos blancos y dos tintos.
- Verdea Blanco: Joven. 100% Alabarín Blanco.
- 620 Blanco: Crianza. 100% Albarín blanco, fermentado en barrica.
- Verdea tinto: Joven. Coupage de todas las variedades autóctonas.
- 620 barrica: Crianza. 50% Albarín negro y 50% Verdejo negro.
Ángel de Viñas en Asturias

Victoria González - Gordon en el viñedo, entre María y Luciano.
Victoria González-Gordon, Chief sustainabilility officer en González Byass, visita la zona para avanzar en la colaboración que desde su departamento de sostenibilidad están llevando a cabo bajo el nombre de Ángel de Viñas. Un proyecto para rescatar y preservar viñedos viejos al borde de la extinción.
En este caso, el viaje es a una de las regiones vitivinícolas más desconocidas y pequeñas de España. Apenas 7 bodegas componen la DOP Cangas del Narcea.
Un importante pasado vitivinícola se vio sustituido, en el siglo XX, por la minería. “Actualmente no tenemos ni vino, ni carbón”, explica Luciano a Victoria mientras pasean por las diferentes estancias que componen su casa y la bodega.
En el viñedo, sobre los bancales (terrazas), se procede al marcaje de las cepas cuya variedad se desconoce, un paso crucial para el estudio de identificación que realiza Ángel de Viñas. También, se reconocen las variedades autóctonas como la Albarín blanca o la Carrasquín, así como la Verdejo negro, una uva muy delicada y única en el planeta; todas, joyas naturales invaluables que crecen en los viñedos de María y Luciano en cepas centenarias –algunas prefiloxéricas- y otras, plantadas en la última década. El asesoramiento experto de técnicos de González Byass, así como el apoyo a una estrategia comercial y de comunicación más eficaz, son otros de los puntos importantes del programa de sostenibilidad de González Byass.
Compartir el vino en un “cacho”

Las montañas del frondoso valle del río Narcea son el escenario único de la viticultura heroica, donde casi todo el trabajo sigue siendo artesanal. El esfuerzo en Bodegas La Verdea es y ha sido titánico, y sus vinos comienzan a ser reconocidos más allá del apartado suroeste del Principado.
Una visita a la bodega y sus viñedos es un encuentro con las tradiciones, la naturaleza y la energía de una pareja que transmite su pasión por la vida elegida.
En la acogedora sala de catas, de piedra y vigas de madera, se descorchan los vinos mientras se habla de historia y costumbres, como la de compartir el vino en cuencos de madera, llamados cachos. Pero en La Verdea se cata con copas del mejor cristal, poniendo toda la atención en el disfrute de descubrir los matices de las uvas autóctonas.
Estos vinos, de la DOP Cangas del Narcea, son minerales, afrutados y con buena acidez. Muy gastronómicos. Los blancos son los más apreciados y conocidos, aunque los tintos consolidan su posición desde ensamblajes con variedades como Carrasquín, Mencía o Albarín y Verdejo negro.
“Ser diferentes”
“Ser diferentes es el mejor valor de nuestros vinos” –explica Luciano- “Nuestro trabajo, la crianza en roble asturiano o su gran potencial de evolución en botella terminarán de convencer al mundo”.
Enoturismo

El valle del Narcea guarda otros secretos para el visitante, desde los senderos y paisajes de la reserva natural de Muniellos, o el espectacular Parador de Corias, hasta la gastronomía local, como la ternera de Cangas y restaurantes, con un Sol Repsol, como Casa Blanco (1959), donde degustar el “Mejor Tartar de España 2024”, además de un Fino Tío Pepe, o claro está, cualquiera de los buenos vinos de Bodegas La Verdea.