Somos agrónomos, viticultores, vendimiadores y enólogos. Los que llegaron aquí hace 60 años y los que hoy siguen su legado. Somos la tierra que pisamos, el abrazo del río Duero, los veranos secos y los inviernos largos. Somos cada vid, cada uva, cada sorbo de vino. Somos Fournier. Y este es nuestro Dominio. Nuestro lugar en el mundo.

Todo privilegio es también una responsabilidad. Nacer en el corazón de una de las denominaciones de origen más prestigiosas de España hace que elaborar grandes vinos no sea una elección, sino una obligación irrenunciable.

Desde los primeros brotes de primavera hasta los otoños de vendimia, dedicamos nuestra experiencia, pasión y compromiso a cada etapa. Vendimiamos manualmente, racimo a racimo, en pequeñas cajas, y seleccionamos al momento óptimo de maduración para preservar la autenticidad de la Tinta del País, la variedad que define nuestra identidad.
 

Estamos en la Ribera del Duero desde antes de que existiera la D.O. Nuestros viñedos se ubican en un meandro natural del río, sobre terrazas fluviales de canto rodado, y llevan casi 60 años luchando contra un clima extremo. A 820 m de altitud, con veranos secos, inviernos rigurosos y lluvias moderadas, obtenemos uvas concentradas, de rindes bajos (menos de 5 000 kg/ha), ideales para vinos estructurados y longevos.

Con 22 parcelas de baja densidad (1 100–2 900 cepas/ha) y cepas centenarias, aplicamos procesos artesanales: maceración en frío para extraer taninos finos, fermentación maloláctica en madera y una crianza de 12–18 meses en barricas de roble francés y americano. Cada parcela aporta su carácter, cada barrica aporta elegancia y cada vino refleja nuestro vínculo con el origen.

El fruto de nuestro esfuerzo son vinos elegantes, intensos, estructurados y con magnífica capacidad de envejecimiento, fieles a la tradición y con personalidad.